Las patas de gallo, las ojeras y las bolsas que se forman debajo de los ojos afean la mirada y hacen que esta parezca más cansada y envejecida.
Pero además de estas tres manifestaciones propias del paso del tiempo, existe otra que también tiene la capacidad de influir muy negativamente en el aspecto de los ojos: la acumulación de piel y grasa que se produce en los párpados superiores de muchas personas, un fenómeno que afecta a la forma y aspecto de la mirada.